Opinión: ¿Un reglamento injusto, nefasto o perjudicial?

Opinión: ¿Un reglamento injusto, nefasto o perjudicial?

Ciertamente tres carreras dan para sacar conclusiones. No definitivas o exactas, pero sí para que empiecen a ser sólidas. Cristian García lidera el campeonato nacional y ni Pedro Burgo ni Jonathan Pérez han parecido, hasta ahora, poder cazarle.

Era necesario esperar a hoy, 10 de abril, para hablar más largo y tendido sobre el actual reglamento (o, más bien, sobre la dicotomía R5/N+) que, queriéndolo o sin quierer, se ha convertido en la comidilla del durante y del después de la disputa de los tramos. A pie de ellos es fácil escuchar frases como «otro reglamento hecho para beneficiar a los de siempre» «es que ese Mitsubishi corre demasiado» y al final, de tanto escucharlas, se te graban en la mente.

Llevamos tres pruebas disputadas y en las tres se repite ganador: Cristian García. Durante la jornada de ayer no hacía falta que mirase los tiempos cada cuarto de hora para saber que el aragonés estaba en cabeza. Simplemente lo intuía. Y eso que en la cuneta parecía que podían disputarle la victoria, cosa que finalmente no fue así.

Pero vamos a lo que le atañe a este artículo: ¿de qué manera está obrando el reglamento a la hora de regir las posiciones de cada rally?

Si hablamos de Cristian García, hablamos de sus manos y del Mitsubishi EVO X N+. Especialmente del EVO, porque las manos del piloto solemos injustamente olvidarlas. ¿Es tan superior el Mitsubishi como pensamos, leemos o decimos? Si hubiéramos preguntado ayer, en Córdoba, a cualquier aficionado, posiblemente su respuesta hubiera sido un sí más rotundo que cualquiera de sus victorias este año.

Pero mi intuición y algunos números juegan en su contra y el ejemplo más claro lo tenemos en Canarias. Allí Cristian no venció en la clasificación absoluta del rally. Allí acabó cuarto, a más de un minuto y medio del campeón. Durante todo el fin de semana pudimos ver cómo cinco R5 le peleaban de tú a tú: el Citroën DS3 R5 de Luis Monzón – que acabó a tan sólo cuarenta segundos de García pese a los problemas que le dió el coche de Delta Rally – y los Ford Fiesta R5 de Mads Ostberg, de Iván Ares, de Kajetan Kajetanowicz y de Alexey Lukyanuk.

De nuevo la misma pregunta: ¿ha obrado mal la RFEdA con este reglamento? En Córdoba vivimos cómo Jonathan Pérez, en los tramos vespertinos, azotaba alguna vez el crono. Además, cuando perdía tiempo, el sangrado era cuanto menos minúsculo y recuperable.

A principio de temporada nos ilusionamos con un reglamento FIA que finalmente no ha sido tal. Se tenía la voluntad de volver a trabajar con marcas varios años después. Para ello, se optó por bridar a los Porsche. Es cierto que sólo se bridó a los 2008 y a los 2010, pero ha sido suficiente para acabar con su reinado. Sólo los hermanos Pedro y Marcos Burgo se han atrevido a hacer el CERA con la cafetera y, por fin, se puede afirmar que la superioridad del GT se ha acabado. Gracias a ello, quizá, Sports&You (Citroën) y Mitsubishi han plantado la primera semilla de algo que puede florecer hacia proyectos más grandes, más serios.

Para quien escribe estas líneas, la ecuación ha terminado. La única incógnita sin resolver es qué calidad posee cada piloto. Entre contendientes del plantel nacional es difícil sacar alguna conclusión más, pero comparándolos con el internacional (es decir, volviendo al Islas Canarias) se puede concluír (siendo ésta una de las múltiples conclusiones válidas) que no falla el reglamento, sino el piloto. Que es una posibilidad que alcanzar los tiempos del Mitsubishi EVO X N+ en tramo con un vehículo de tipo R5 sea factible – en aquel rally, al menos, sí lo fue pese a que sus especiales eran realmente rápidas.

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