Redacción: Sergio Peñas.
Twitter: @WRCSergio
Cuando hablamos de un fuera de serie solemos dibujar en nuestra mente el retrato de un hombre mayor, de cabello casi canoso, con dos ojos profundos que han visto la flor y la nata de una carrera prácticamente inigualable. Solemos dibujar ese retrato porque es lo común, ¿quién más, aparte de alguien que haya vivido lo suficiente, puede destacar en algo? Su nombre es Kalle.
Hace seis años se hacía viral en YouTube el vídeo de un chaval que, con ocho años, era capaz de llevar perfectamente un coche de rally. Su padre, que recientemente cumplía los cincuenta años, consiguió llegar a la élite de su deporte, el WRC, y consiguió montarse en aquel mítico Seat Córdoba WRC donde compartió equipo con el legendario Piero Liatti. En 2001 alcanzó la cúspide de su carrera al aceptar la oportunidad que le brindó Peugeot para subirse al 206 WRC oficial, coche con el que acabó quinto del mundial.
Pero Harri, lejos de ahí, poco más hizo. No hay duda de que siempre será recordado con cariño por los fans que vivimos aquella época pero no llegó a ser un fuera de serie. En el año 2000 llegó la que, a buen recaudo, haya sido una de sus mayores victorias personales: Kalle.
Cuando apenas tenía ocho años saltó a los medios de todo el mundo porque estaba conduciendo un coche de rally. Aquello era tierno, gracioso, pero ni los más optimistas llegamos a pensar que su evolución fuera tan grande en tan poco tiempo. De aquel vídeo viral pasó a aparecer en otro en el que ganaba a un periodista con el mismo coche. Y apenas superaba su primera decena de edad. Y ahora, muy pocos años después, ha puesto en jaque a todo un Pontus Tidemand, piloto oficial del equipo Skoda.
Kalle Rovanperä, con apenas 15 años, hizo sudar a Pontus Tidemand en el rally Zemaitija lituano, puntuable también para el nacional de Letonia. Con anterioridad había conseguido dos victorias en ese mismo nacional con un Skoda Fabia S2000, pero sin duda no son comparables a quedarse sólamente 9 segundos por detrás de un piloto mundialista con el mismo vehículo: un Skoda Fabia R5.
Con este corto pero increíblemente importante palmarés sería raro que no diera pronto el salto, como mínimo, al ERC de mano de alguna marca oficial. Bien es cierto que, como todos los pilotos fineses, ha desarrollado más su habilidad sobre tierra que sobre asfalto, pero con poco que comience a entrenar estará casi con total seguridad en los tiempos de arriba.
Su nombre es Kalle, es un fuera de serie y le espera un futuro brillante. ¿Quién sabe si será el próximo campeón del mundo más joven de la historia?